Singapur día 3. 28 de julio de 2018
Singapur, tercer día en la ciudad. O mejor dicho, 3ª tarde porque hoy nos hemos levantado a las 12 (era necesario). Después de desayunar, hemos ido a un centro comercial que hay al final de la calle de nuestro albergue (un buen trozo caminando, no os creáis) a comprar cosas que nos faltan, como una cuerda para tender la ropa (la que teníamos nos la dejamos en el Hotel Kruguer de Surat), un cortauñas… Nada, pequeñas cosas. En el primer centro comercial no hemos encontrado lo que buscábamos, ya que era más de tiendas de ropa, juguetes, restaurantes y esas cosas, pero hemos flipado con una cosa que nos ha parecido súper chula. En el espacio que queda entre cada planta, había como un Chiquipark de estos, con redes, pelotas y demás donde jugaban los niños. Nosotros hemos ido a probar con toda la ilusión hasta que hemos visto que había que pagar 20$ por una hora. Ha sido un ¡hastaluegomaricarmen!
Así que hemos ido a otro “centro comercial” que estaba al lado, al Mustafa Center. Creo que nunca había visto tantas zapatillas juntas. Es un poco (bastante) caótico y estresante porque está todo repleto de cosas y con pasillos estrechos, pero… ¡hemos encontrado lo que necesitábamos!
Ya después de las compras hemos ido a visitar la zona, especialmente la Little India, el barrio indio de Singapur. Esta comunidad tiene mucho peso en la ciudad y por ello se encuentras bastantes templos hindús. Caminando caminando se nos ha hecho la hora de comer y hemos idos al Tekka Center, que nos lo recomendó Laura, una chica que conocí por Instagram cuando estaba ella de viaje. Es como un centro comercial pero en la planta principal está todo lleno de puestos de comida y mesas para comer. Pero lleno, llenísimo! Lo malo es que está abierto a la calle, con lo cual comes con la compañía de unas cuantas aves. Pero lo recomendamos muchísimo ya que hay un montón de tipos de comida y todas a un precio muy bajo!
Tenéis que saber que en Singapur se valoran los puestos de comida con 3 letras según su calidad y que encotraréis dichas letras en la parte alta del letrero del puesto:
A: EXCELENTE
B: NORMAL
C: BAJA
Son los de mejor calidad e higiene. También es verdad que son los más caros pero aún así los precios son muy asequibles y por ello los recomendamos mucho. Comes con más tranquilidad.
Estos suelen ser más baratos y también están bastante bien. Nosotros comimos en algunos con esta letra y la verdad que lo encontramos bien. Ahora si, la limpieza de las cocinas y demás no es la misma que la de los A.
Son los de peor calidad e higiene y también los más baratos. No recomendamos comer en ellos ya que, teniendo los otros que son mejores y siguen siendo baratos, para que arriesgarte? También decir que no vimos demasiados con esta letra.
Nosotros hemos comido en un A un plato de arroz con pollo y un caldito que nos ha puesto la mujer (muy simpática) que estaba riquísimo. Para el postre hemos ido a otro puestecito aunque yo me he comprado una manzana, ya que desde que empezamos el viaje no había comido fruta. En cambio Dani se ha pedido un batido de leche de coco y judías que estaba bueno y raro a la vez. Tenía un sabor bastante dulce pero muy aguado, no sabría cómo describirlo, aunque a él le ha encantado. Este tipo de batidos es bastante típico aquí, los hemos visto en muchos sitios y la gente los bebe con frecuencia.
Ya por la tarde, después de comer, hemos ido hacia Downtown, el centro de Singapur donde se encuentran los rascacielos. Una PA-SA-DA. Los edificios son preciosos (y eso que no soy muy fan de la construcción moderna) pero es como estar en la Nueva York asiática. Una cosa que nos ha sorprendido bastante es que, a pesar de estar en medio de la ciudad, no hay apenas ruido, ni de coches ni de nada. Además de que está todo súper limpio. Paseando por la zona hemos entrado a uno de los hoteles más caros de Singapur, The Fullerton Bay Hotel. La entrada al hall es gratuita y está abierta al público y la verdad que vale la pena. Se ha de decir que con nuestras pintas desentonábamos bastante ya que el interior parecía la parte de los ricos del Titanic: había un hombre tocando el piano de fondo, grandes butacas, lámparas de cristal… Precioso.
La siguiente parada ha sido visitar el Merlion, la estatua del león utilizada al principio como logotipo de la Oficina de Turismo y que ha pasado a ser la mascota de Singapur. Es complicado sacarse una buena foto con dicha estatua, pues la zona está plagada de turistas que se quieren hacer la foto, pero después de mucho esperar, lo conseguimos:
Siguiendo nuestro paseo hemos llegado a una plaza donde había un concierto de música clásica por un grupo de adolescentes. Nos hemos sentado en el césped que había delante y hemos descansado un rato mientras los escuchábamos. Por desgracia hemos llegado casi al final del concierto así que sólo hemos podido escuchar un par de canciones jajaja.
Así pues, nos hemos levantado y hemos ido caminando hasta Chinatown. El barrio en sí está bien, muy decorado al estilo chino y con mucha más gente que otras zonas de Singapur, es uno de los barrios más concurridos de la ciudad. Hemos venido a esta zona porque nos habían dicho que se encontraba el primer restaurante de comida callejera con una estrella Michelín, el Hong Kong Soya Sauce Chicken Rice & Noodles (se ve que no había un nombre más corto). La cola era, bueno, larga que salía del restaurante y llegaba a la calle, pero nos habían recomendado mucho este sitio así que hemos decidido hacer la cola. Hemos pedido los famosos Chicken Noodles para llevar y después de pasear un poco más hemos vuelto al hostel, donde nos hemos comido los Noodles que, francamente, están muy buenos, pero me los esperaba mejor (igual es que tenía demasiadas expectativas). De postre nos hemos comido un bollito relleno de judías dulces que hemos comprado en una tiendecita de Chinatown y que nos hacía gracia probar. Tenemos que decir que nos ha encantado.
Para acabar el día, os tengo que decir que he gozado de unos de los placeres que jamás pensé que me fuese a gustar tanto: me he podido cortar las uñas! Yo, que odio las uñas largas, estaba siendo un suplicio para mí. Problemas del primer mundo, ya sabéis. Con el tercer día ya sobre nuestras espaldas, nos hemos ido a dormir.