Singapur día 1. 26 de julio 2018
Después de 2 semanas en India, la dejamos atrás y cogemos avión dirección Singapur. La verdad que en el avión nos han tratado muy bien y nos han dado 2 veces de comer y eso siempre está bien. 😀 Hemos llegado al aeropuerto de Singapur sobre las 20h y es una pasada, parece que hayamos viajado al futuro. Volver al primer mundo nos ha dejado impactados; no éramos conscientes de todas las comodidades que podemos llegar a tener hasta ahora. Una vez llegas, tienes que pasar por migración donde te dan tu visa “on arrival” con un permiso de 90 días en el país sin tener que renovar nada. Encontraréis más información en Visado Singapur. Ya con nuestro sello en el pasaporte, nos hemos dirigido a cambiar las rupias que nos quedaban por dólares singapurenses y a comprar una tarjeta SIM.
Nuestro siguiente paso ha sido coger el metro para llegar al hostal que habíamos reservado. El billete de metro sencillo cuesta 2$ (euro y poco) pero si usas la misma tarjeta en los siguientes viajes te descuentan 10cts hasta un máximo de 6 viajes, cosa que nos pareció que no estaba nada mal. El metro es bastante nuevo y rápido, y como está prohibido comer y beber, está super limpio. Una cosa que nos pareció muy graciosa es que en los dibujos de prohibiciones en el metro había un símbolo que nos llamó la atención. Dani cayó en la cuenta que es un durian, la fruta más apestosa del mundo. Por razones obvias no se puede comer eso en el metro. En España podrían prohibir el comer cosas con chorizo… jajajaja
Cartel del metro
Llegamos a nuestra parada, Bandemeer, a las afueras de la ciudad. Nada más salir nos encontramos con un edificio con luces azules que parece sacado del videojuego de Tron. La zona es bastante tranquila, con edificios residenciales y oficinas, hasta que llegamos a la calle de nuestro hostal: una calle llena de bares, clubs, sitios donde comer, tiendas y hostales a punta pala que rompe con la tranquilidad que habíamos visto anteriormente.
Al llegar a nuestro hostal, el 60s Hostel, hacemos el check-in y nos vamos a cenar. Hay que decir que el hostal es lo más barato que encontramos (18€ la noche) y es que Singapur es una ciudad cara para alojarse. El hostal en si está bastante bien: hay 2 habitaciones con 4 literas cada una por planta, y 2 lavabos por planta. Las camas son cómodas y tienen cortinas para tener intimidad, pero los lavabos son demasiados pequeños y al estar la ducha integrada, el water y todo suele estar siempre mojado.
Edificio con luces de Tron
Para cenar, que con la tontería se nos ha hecho las 23h, hemos encontrado un restaurante de comida rápida típica de aquí a unos 5 minutos del hostal. Hemos pedido 2 platos grandes de noodles que estaban bastante bien, aunque aquí les ponen ajo y a mi personalmente no me entusiasma pero cuando hay hambre… Cada plato nos ha salido por 4$, que al cambio son unos 2,6€, y os podemos asegurar que cantidad había.
Ya con el estómago lleno y cansados de todo el día viajando, hemos caído rendidos en la cama. Mañana toca descubrir esta nueva ciudad.
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