Singapur día 2. 27 de julio 2018
Hoy nos hemos levantado sobre las 9:30h. Queríamos descansar un poco pero también queríamos aprovechar el día así que nos hemos puesto una hora decente para levantarnos. En el hostal te dan desayuno aunque no son del otro mundo. Tiene para hacerte té y luego puedes coger hasta 2 bollos grandes, algunos de ellos de colores. A Dani, que le encanta el dulce, ha disfrutado con el desayuno como un niño.
Hoy queríamos visitar los Gardens By The Bay, el parque más famoso de Singapur con una extensión de 101ha. Lo conoceréis por los árboles artificiales que se iluminan por la noche y que a las 19h hacen un espectáculo musical parecido al de la Font Mágica de Barcelona. Pues bien, teníamos 2 opciones para ir, en metro, que tardábamos poquito o andando y así de paso veíamos la ciudad. ¿Adivináis cuál escogimos?
Efectivamente, fuimos caminando, y lo que pensábamos que iba a ser un par de horas, se convirtieron casi en 4!! Pasamos por el barrio indio pero muy de pasada, y se notaba que era el barrio indio: nos llamaban para que entráramos a comprar, todo apelotonado… en fin, nada nuevo para nosotros que veníamos de allí precisamente. Después, siguiendo el río, pasamos por una zona residencial en la cual casi todos los balcones tenían colgadas la bandera del país pero no sabemos si por obligación o es que se acercaba un día especial para la ciudad. En este tramo del camino nos encontramos con un caracol asiático y nos sorprendió mucho porque, aunque ya sabíamos que eran como la palma de la mano, no es lo mismo saberlo que verlo con tus propios ojos. Nos pareció una pasada. Al cabo de un rato, paramos en un parque en el que no había casi nadie. Eso sí, tuvimos una peculiar compañía: vimos nutrias que salían del río pero cuando nos quisimos acercar para verlas, se metieron rápidamente en el agua.

Retomamos nuestro camino hacia el parque, siguiendo el borde del río y dejando a nuestra derecha un skyline de Singapur precioso. Tan precioso como el sol que caía y nos quemaba, ya que veníamos confiados de no ver el sol en 2 semanas, que no cogimos ni gorra, ni botella de agua ni ná. Cada fuente que veíamos allá íbamos pero tenemos que decir que no eran muy abundantes.

El tiempo se nos ha echado encima y nos han dado las 14h de la tarde y todavía no hemos llegado, así que hemos parado a comer en un restaurante que había al otro lado del río, casi a la entrada del parque dónde había como un museo del agua que te explica cómo se abastece el agua de la ciudad, el ciclo del agua, etc. De hecho nos hemos encontrado con un grupo escolar que estaba de visita y otro grupo de gente que estaba haciendo cometas. Para comer hemos pedido arroz y un bol de sopa para Dani. Hemos alucinado cuando hemos visto los platos porque eran enoooooormes! Dani se ha podido acabar la sopa pero yo no he podido con mi arroz con gambas, y esto que tenía hambre. Eso sí, la Coca-Cola, después de caminar horas bajo el sol sin agua, me ha sentado de maravilla. Como no había mesa para nosotros, nos han puesto en una pesa redonda muy grande que hemos compartido con otros 4 turistas, aunque no hemos hablado mucho entre nosotros. La comida y bebida nos ha salido por unos 16$ (10,5€ aprox.).
Gardens by the Bay
Ahora ya con energías recargadas, nos hemos dirigido hacia el parque.
Gardens by the Bay. ¡Al fin llegamos! Los jardines de fuera son preciosos, con un montón de plantas, algún que otro lago con tortugas, nenúfares… Se respirta tranquilidad. La zona de los árboles artificiales es una pasada. Si quieres subir a la plataforma que hay entre los árboles tienes que pagar. Nosotros hemos decidido que no y nos hemos idoa a ver los pabellones de dentro. Hay 2 grandes invernaderos, el Flower Dome y el Forest Cloud. El primero contiene flores de diferentes climas, como mediterráneo, tropical, de la sabana… Pero justamente nosotros hemos pillado que había una exposición y concurso de orquídeas, la flor típica de Singapur, y la verdad, que es increíble la variedad que había. Después hemos ido a ver el Forest Cloud, que simula un bosque húmedo y tiene una gran cascada que ayuda a crear ese ambiente. Yo que soy bióloga de bota, os podéis imaginar que he disfrutado mucho viendo tal cantidad de plantas y flores. La entrada a los 2 pavellones cuesta 35$ pero, sinceramente, creo que vale mucho la pena.

Hay que decir que dentro del parque hay diferentes salas que te explican problemas ambientales, cómo solucionarlos, etc- Viene a ser como un museo o exposición para concienciar de que tenemos que ser más ecológicos, ya que sólo tenemos un planeta y hay que cuidarlo.
Hacia las 19h nos hemos dirigido a la Bahía centrar a ver el Rapsody, el espectáculo de música y luces que comentábamos al principio. Es chulo y está bien verlo, pero me lo esperaba más espectacular, la verdad. Después nos hemos dispuesto a salir del parque y por el camino hemos visto el parque iluminado y el
Marina Bay Sands Luxury Hotel, el gran hotel formado por 3 edificios unidos por una plataforma en lo alto.

Nos disponíamos ya a salir e ir por la ciudad en busca de un sitio para cenar cuando hemos visto, en frente de la estación de metro, un cartel que anunciaban música en directo en los jardines del parque con puestecitos para comer. Al principio hemos pensado: bah, seguro que es súper caro y pijo, mejor nos vamos por la ciudad y ya. Incluso hemos llegado a bajar al metro, pero antes de cogerlo hemos decidido voler, entrar y echar un vistazo. Y menos mal. Hemos pasado primero por una carpa en la que había puestos de venta de flores y plantas, de cosas de jardinería, y al final de ésta había una puerta que te llevaba a una carpa mucho más grande dónde había, en el centro, mesas de madera con bancos y, alrededor formando un círculo, diferentes puestos de comida, tanto de postres como de comida de todo tipo (hamburguesas, pizzas, kebabs, fideos…).
Al fondo estaba una pantalla gigante que retransmitía el concierto que había en los jardines. Hemos dado una vuelta por los puestecitos de comida y hemos visto que los precios rondaban los 5-6$ y el ambiente era súper bueno y festivo, así que hemos decidido quedarnos. Os tenemos que decir que lo que más ilusión nos ha hecho, especialmente a mí, ha sido comerme un helado de esos que preparan con espátula y ponen en rollitos. Lo había visto cientos de veces por Instagram y por fin me he comido uno!

Después de cenar y de haber estado un rato tranquilos con la música del concierto, hemos ido al hostal a dormir y descansar. Al llegar, nos hemos encontrado con 4 compañeros nuevos de habitación, 4 alemanes que eran de todo menos silenciosos, ya que no roncaban sólo por la boca, ya me entendéis… Aú así, estábamos tan cansados de todo el día andando que nos hemos dormido en un santiamén.
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